Para los niños pobres y abandonados de Piura.
Ya casi es mediodía,y el sol parece que huyera de ésta realidad
que raya en la fantasmagoría,
en el delirio tremebundo de un orate.
En el gólgota de concreto de una transitada avenida,
un pequeñito y su madre, reciben en sus rostros
las gotas inmisericordes de nubes que explotan
y se estrellan en sus frentes
como espinas de alguna corona,
flagelando también como a bestias sus frágiles espaldas.
El estoicismo del niño
se hunde por momentos en el lacerante abismo del dolor,
y la triste voz de la madre, se confunde con el lastimero
lamento de su infante...heredero de nada.
...Ya casi es mediodía
y sus manitas que no han golpeado a nadie,
que quizás no han palpado hoy día la suavidad de un pan,
se extienden como queriendo detener
el agitado giro de la metrópoli.
Quisiera tomarlo entre mis manos,
elevarlo sobre mí hacia el cielo,
y en una plegaria preguntar: ¿por qué Dios mio
lo pusiste en éste calvario?
¿Por qué tiene que agonizar como pequeño Cristo?
¿Por qué no tiene su pan, si ya casi es mediodía?
¿Por qué
...Por qué!.